
que todos duermen,
sobre laureles sin raiz.
Y ahora,
que el agua ha bebido
de la tierra, creo en tí.
Surquemos el tiempo,
entre dolorosas entrañas de fuego,
cuyas brasas, cicatrizarán las heridas.
Y ahora,
que el silencio se desangra,
se enciende la llama.
Y ahora,
que el bosque piensa desnudo,
llega la muerte.
El mundo está sombrío,
el camino se encuentra abierto,
para unir con lazos el mar.
Y ahora ,
que ya no te tengo,
me duele el alma.
Y ahora,
que las estrellas duermen,
la libertad me alcanza.
Me refugié, en tu noche,
y la luna me dió alas,
para volar, sin un reproche.