
están los discos de vinilo,
en un polvoriento cajón,
esperando ser oidos,
sin motivo y sin razón.
Canciones, que paran el tiempo,
recuerdos de un ayer,
nostalgia de lo que ha sido,
calor y frío a la vez.
Sus letras son el trasfondo,
de poemas ya vividos,
sus carátulas el amanecer,
de paisajes sumerjidos,
en cada poro de mi ser.
Música, que lleva el viento,
a los lomos de un corcel,
dejando huellas eternas,
plasmadas en un papel.
Desempolvaré tu sonido,
lo haré, volar por doquier,
me llenaré de tu vida,
y te la daré también,
cuando llore el anochecer.
Cubrirás todos los espacios,
recorrerás todos los vacios,
harás que mis ojos brillen,
al sentir de nuevo tus latidos.